Heredera del oficio del canto tradicional tanto por línea materna como paterna, Rebeca vivió su infancia en Cauquenes rodeada de música, fiesta y familia. Allí la escucha y la observación atenta aportaron a una experiencia de aprendizaje de repertorios y estilos musicales que la han acompañado a lo largo de la vida.
Más tarde, en su adultez, incorporó la guitarra como parte de las herramientas pedagógicas aplicadas para el cuidado y atención de niños preescolares, durante sus años de trabajo en Fundación Integra en la comuna de Quilleco. Desde hace 16 años forma parte del grupo Creciendo Cultura en Quilleco, en el que difunden y resguardan diversos oficios asociados a la cultura quillecana.
A los niños les gustaba, les daba alegría, no sentir ese peso de estar fuera de su hogar. En ellos notaba, aprendían más cosas, a respetarse, por ejemplo, cómo había que esperar el turno de uno para bailar él.
Heredera del oficio del canto tradicional tanto por línea materna como paterna, Rebeca vivió su infancia en Cauquenes rodeada de música, fiesta y familia. Allí la escucha y la observación atenta aportaron a una experiencia de aprendizaje de repertorios y estilos musicales que la han acompañado a lo largo de la vida.
Más tarde, en su adultez, incorporó la guitarra como parte de las herramientas pedagógicas aplicadas para el cuidado y atención de niños preescolares, durante sus años de trabajo en Fundación Integra en la comuna de Quilleco. Desde hace 16 años forma parte del grupo Creciendo Cultura en Quilleco, en el que difunden y resguardan diversos oficios asociados a la cultura quillecana.
A los niños les gustaba, les daba alegría, no sentir ese peso de estar fuera de su hogar. En ellos notaba, aprendían más cosas, a respetarse, por ejemplo, cómo había que esperar el turno de uno para bailar él.