“la artesanía es una expresión privilegiada de los modos de relación del hombre con el territorio que habita. Lo mineral, vegetal y animal revelan en las creaciones artesanales la diversidad de visiones de mundo de las comunidades del norte, centro y sur de Chile”. (Fidel Sepúlveda Llanos)
La artesanía como expresión del arte cotidiano, originaria de paisajes socioecológicos diversos, nos ha provisto por siglos de belleza y utilidad. La nobleza de la greda, las fibras vegetales, la madera y otra infinidad de materias vivas, han derivado en manifestaciones artísticas tan variadas como la cerámica, el tallado en madera, la textilería y muchas otras, complementándose en el tiempo con la forja, la vitrofusión y otras artes basadas en la tétrada sagrada de tierra, aire, viento y fuego.
En cada una de estas expresiones, la inspiración y la creatividad personal de maestros/as y artesanos/as han dialogado con la fuerza de memorias ancestrales, produciendo obras utilitarias y decorativas con un fuerte arraigo al lugar de origen y a las experiencias que allí se suceden. En este proceso, la naturaleza ha sido concebida como la gran maestra que, desde su lenguaje, acoge a avezados/as y agudos/as aprendices, otorgando conocimientos para el cuidado, conservación y mantención de las fuentes primarias, pese al deterioro ecológico, la concentración económica y el actual mercado del desecho.
Las adaptaciones y adecuaciones generadas en el tiempo para la reutilización, el reciclaje y la reparación de dichas fuentes, han dado vida también a nuevas expresiones artísticas que se han unido a las expresiones locales, otorgando nuevos sentidos a los relatos artísticos tradicionales en un contexto de permanente disputa por su legitimidad.
“la artesanía es una expresión privilegiada de los modos de relación del hombre con el territorio que habita. Lo mineral, vegetal y animal revelan en las creaciones artesanales la diversidad de visiones de mundo de las comunidades del norte, centro y sur de Chile”. (Fidel Sepúlveda Llanos)
La artesanía como expresión del arte cotidiano, originaria de paisajes socioecológicos diversos, nos ha provisto por siglos de belleza y utilidad. La nobleza de la greda, las fibras vegetales, la madera y otra infinidad de materias vivas, han derivado en manifestaciones artísticas tan variadas como la cerámica, el tallado en madera, la textilería y muchas otras, complementándose en el tiempo con la forja, la vitrofusión y otras artes basadas en la tétrada sagrada de tierra, aire, viento y fuego.
En cada una de estas expresiones, la inspiración y la creatividad personal de maestros/as y artesanos/as han dialogado con la fuerza de memorias ancestrales, produciendo obras utilitarias y decorativas con un fuerte arraigo al lugar de origen y a las experiencias que allí se suceden. En este proceso, la naturaleza ha sido concebida como la gran maestra que, desde su lenguaje, acoge a avezados/as y agudos/as aprendices, otorgando conocimientos para el cuidado, conservación y mantención de las fuentes primarias, pese al deterioro ecológico, la concentración económica y el actual mercado del desecho.
Las adaptaciones y adecuaciones generadas en el tiempo para la reutilización, el reciclaje y la reparación de dichas fuentes, han dado vida también a nuevas expresiones artísticas que se han unido a las expresiones locales, otorgando nuevos sentidos a los relatos artísticos tradicionales en un contexto de permanente disputa por su legitimidad.