La ejecución de la armónica es un arte arraigado en los campos y pueblos de la zona centro sur de Chile. Sus cultores y cultoras han aprendido este oficio a través de la experiencia cotidiana, mirando y escuchando a sus mayores. Es así como tocadores y tocadoras de armónica han desarrollado una especial relación con el instrumento que se manifiesta en una manera muy personal de ejecutarlo.

La “flauta”, como comúnmente se la escucha nombrar entre los antiguos, ha sido compañera del/a campesino/a en su soledad y en la alegría colectiva de la fiesta, y su música vibrante ha sido capaz de congregar a toda una comunidad que goza al son de sus melodías y baila al ritmo del variado repertorio que en ella se puede interpretar, desde cuecas, valses chilenos y mexicanos hasta géneros más modernos como la cumbia.

Como instrumento solista, en dúos, acompañada de guitarra y canto, la flauta ha tenido un rol oficiante en los momentos de mayor importancia entre las comunidades campesinas: celebraciones de santos, fiestas familiares, trillas, mingacos y otras faenas campesinas. También, según relatan sus cultores rememorando antaño, en estas instancias la música con armónica relevaba a las cantoras para que pudieran descansar de la ardua labor de animar las fiestas con su canto.

Si bien los cultores de este instrumento han sido en su mayoría hombres, ha habido no pocas mujeres que se destacan en el arte de su ejecución. En la actualidad, el uso de la “flauta” ha tendido a disminuir debido a la masificación de la radio y la televisión y los cultores mayores afirman que “los jóvenes ya no se aplican”. Pese a esto, el gusto por su música se mantiene vigente en comunidades rurales y urbanas, en cuyas celebraciones aún se puede apreciar su presencia.

La ejecución de la armónica es un arte arraigado en los campos y pueblos de la zona centro sur de Chile. Sus cultores y cultoras han aprendido este oficio a través de la experiencia cotidiana, mirando y escuchando a sus mayores. Es así como tocadores y tocadoras de armónica han desarrollado una especial relación con el instrumento que se manifiesta en una manera muy personal de ejecutarlo.

La “flauta”, como comúnmente se la escucha nombrar entre los antiguos, ha sido compañera del/a campesino/a en su soledad y en la alegría colectiva de la fiesta, y su música vibrante ha sido capaz de congregar a toda una comunidad que goza al son de sus melodías y baila al ritmo del variado repertorio que en ella se puede interpretar, desde cuecas, valses chilenos y mexicanos hasta géneros más modernos como la cumbia.

Como instrumento solista, en dúos, acompañada de guitarra y canto, la flauta ha tenido un rol oficiante en los momentos de mayor importancia entre las comunidades campesinas: celebraciones de santos, fiestas familiares, trillas, mingacos y otras faenas campesinas. También, según relatan sus cultores rememorando antaño, en estas instancias la música con armónica relevaba a las cantoras para que pudieran descansar de la ardua labor de animar las fiestas con su canto.

Si bien los cultores de este instrumento han sido en su mayoría hombres, ha habido no pocas mujeres que se destacan en el arte de su ejecución. En la actualidad, el uso de la “flauta” ha tendido a disminuir debido a la masificación de la radio y la televisión y los cultores mayores afirman que “los jóvenes ya no se aplican”. Pese a esto, el gusto por su música se mantiene vigente en comunidades rurales y urbanas, en cuyas celebraciones aún se puede apreciar su presencia.

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Fotografías

Disco “Debajo de unos membrillos”, cultores de armónica. Compilación: Patricia Chavarría – Carmen García.

Podcast Manos que florecen. Entrevista a Carmen García Salamanca, investigadora de la cultura tradicional de la comuna de Pelluhue.