“Los relatos antiguos hablan de un pacto entre gallinas y gente de la tierra. Las gallinas darían a la gente huevos azules, la gente de la tierra les entregaría cuidado y honraría su presencia en las ceremonias de agradecimiento o de ruego.
Fue un acuerdo recordado en los cuerpos de Colloncas y Ketros que transmiten el mensaje del huevo azul, cuando el pacto se respeta”
(Angélica Celis Salamero)
El arte de saber criar aves tiene una existencia en el mundo de al menos 8.000 años. Como testimonio de la milenaria relación establecida entre las especies, la crianza de aves ha caminado de la mano con la experiencia de criar hijos y, por ende, ha quedado enlazada al ciclo de vida de las mujeres. En este proceso de cuidados y protecciones mutuas, se han estrechado afectos y se han generado conocimientos especializados en torno a la alimentación, la salud, la reproducción de las aves y la producción de huevos, que han hecho de éste un oficio donde confluyen dimensiones éticas, culturales, ecológicas y también políticas, que resguardan la ciclicidad de la naturaleza y su biodiversidad.
En Chile, particularmente, las gallinas de huevos azules forman parte del patrimonio genético precolombino del pueblo mapuche. Pese a la erosión producida por cruces con razas introducidas desde Europa, han sido los gallos y las gallinas Colloncas, Ketros, Trintres, Cogote Pela’o y Flor de Haba, las principales responsables de proporcionar carnes y huevos en tonalidades azul verdosos y anaranjados, convirtiéndose hoy en día en un ícono de la vida en el campo.
Frente a los acelerados procesos de industrialización y deslocalización de la producción aviar, sin duda estas aves y sus criadoras desafían hoy la creciente hegemonización racial y productiva, respetando antiguos pactos para el bienestar común de la vida en la Tierra.
“Los relatos antiguos hablan de un pacto entre gallinas y gente de la tierra. Las gallinas darían a la gente huevos azules, la gente de la tierra les entregaría cuidado y honraría su presencia en las ceremonias de agradecimiento o de ruego.
Fue un acuerdo recordado en los cuerpos de Colloncas y Ketros que transmiten el mensaje del huevo azul, cuando el pacto se respeta”
(Angélica Celis Salamero)
El arte de saber criar aves tiene una existencia en el mundo de al menos 8.000 años. Como testimonio de la milenaria relación establecida entre las especies, la crianza de aves ha caminado de la mano con la experiencia de criar hijos y, por ende, ha quedado enlazada al ciclo de vida de las mujeres. En este proceso de cuidados y protecciones mutuas, se han estrechado afectos y se han generado conocimientos especializados en torno a la alimentación, la salud, la reproducción de las aves y la producción de huevos, que han hecho de éste un oficio donde confluyen dimensiones éticas, culturales, ecológicas y también políticas, que resguardan la ciclicidad de la naturaleza y su biodiversidad.
En Chile, particularmente, las gallinas de huevos azules forman parte del patrimonio genético precolombino del pueblo mapuche. Pese a la erosión producida por cruces con razas introducidas desde Europa, han sido los gallos y las gallinas Colloncas, Ketros, Trintres, Cogote Pela’o y Flor de Haba, las principales responsables de proporcionar carnes y huevos en tonalidades azul verdosos y anaranjados, convirtiéndose hoy en día en un ícono de la vida en el campo.
Frente a los acelerados procesos de industrialización y deslocalización de la producción aviar, sin duda estas aves y sus criadoras desafían hoy la creciente hegemonización racial y productiva, respetando antiguos pactos para el bienestar común de la vida en la Tierra.