María Cristina Ulloa Martínez forma parte de un amplio linaje de alfareras, de una pequeña localidad denominada Quebrada Las Ulloa en la comuna de Florida. Durante generaciones han sido las mujeres quienes han cultivado este arte ceramista como parte del ciclo de la vida campesina, resistiendo las presiones de la industria forestal, que ha trastocado el paisaje y las dinámicas agrícolas tradicionales.
Quebrada Las Ulloa es un lugar icónico para la región, en el que la producción cerámica adquiere, en su manifestación tradicional, un sentido utilitario imprescindible para sostener prácticas colectivas de colaboración, como las trillas o mingacos de cosecha a los que antaño asistía gran número de participantes, requiriendo loza para compartir el alimento. Figura en la memoria reciente de esta comunidad el desplazamiento de la producción cerámica en carretas para su comercialización hacia conglomerados urbanos, como Concepción, Chillán o Cabrero.
Nuestros abuelos, papás, ellos viajaban a Concepción en carreta para poder ir a vender nuestros productos, viajaban tres días… hasta seis días, viajaban de aquí a Concepción, para Chillán, para Cabrero, a distintos lados para poder comercializar y traer sustento a la familia. Comercializaban en las ferias, en los mercados (…) ellos vendían al grito, llevaban el carbón y la greda y la vendían allá. La mitad de la carreta con greda y la otra mitad con carbón, y la llevaban y se iba vendiendo para allá… cambiaban porque antes no era tanto de plata, sino que cambiaban una pieza por harina, por ropa, por distintas cosas, era el trueque… Nosotras ahora tenemos un local aquí abajo, tenemos un bus donde están nuestras piezas, ponemos lo básico. Y ahí se almacena para poder vender.
María Cristina Ulloa Martínez forma parte de un amplio linaje de alfareras, de una pequeña localidad denominada Quebrada Las Ulloa en la comuna de Florida. Durante generaciones han sido las mujeres quienes han cultivado este arte ceramista como parte del ciclo de la vida campesina, resistiendo las presiones de la industria forestal, que ha trastocado el paisaje y las dinámicas agrícolas tradicionales.
Quebrada Las Ulloa es un lugar icónico para la región, en el que la producción cerámica adquiere, en su manifestación tradicional, un sentido utilitario imprescindible para sostener prácticas colectivas de colaboración, como las trillas o mingacos de cosecha a los que antaño asistía gran número de participantes, requiriendo loza para compartir el alimento. Figura en la memoria reciente de esta comunidad el desplazamiento de la producción cerámica en carretas para su comercialización hacia conglomerados urbanos, como Concepción, Chillán o Cabrero.
Nuestros abuelos, papás, ellos viajaban a Concepción en carreta para poder ir a vender nuestros productos, viajaban tres días… hasta seis días, viajaban de aquí a Concepción, para Chillán, para Cabrero, a distintos lados para poder comercializar y traer sustento a la familia. Comercializaban en las ferias, en los mercados (…) ellos vendían al grito, llevaban el carbón y la greda y la vendían allá. La mitad de la carreta con greda y la otra mitad con carbón, y la llevaban y se iba vendiendo para allá… cambiaban porque antes no era tanto de plata, sino que cambiaban una pieza por harina, por ropa, por distintas cosas, era el trueque… Nosotras ahora tenemos un local aquí abajo, tenemos un bus donde están nuestras piezas, ponemos lo básico. Y ahí se almacena para poder vender.